martes, 13 de septiembre de 2016

No me prepararon

No me prepararon para dar una patada a todos los profetas, no me prepararon para mandar a tomar por culo a los poetas. 

No me dijeron los peligros de trazar un plan antes siquiera de verte llegar, no me advirtieron que a lo mejor no se trataba sólo de esperar. 

Sí, siempre están los afortunados, esos que tras tocar el cielo sueltan esa mierda de "cuanto menos lo esperas, llegará"... Ese será el problema, que cada día te espero un poquito más. No hay un cuanto menos, porque con cada delirio de amor tu mano está cada vez más cerca, que sí, que sigues siendo un fantasma, pero cada vez te adivino en más miradas. En esa falda larga que se perdió por aquella esquina, en esa mujer en el metro que va leyendo mi libro favorito, en esa carcajada que estalla como carnavales, trae guirnaldas y mil disfraces de superhombre y supermujer para nosotros entre los labios... Todas y cada una de ellas fueron figuras de humo que cada vez que me acercaba, con cada respiración, en el aire se difuminaban hasta quedar en nada... 

¿Serán expectativas? Serán. ¿Será la idealización? Será ¿Será Disney? Será. Pero qué cojones importa qué será, quiero decir, al fin y al cabo sigo sin tener esa vida fácil, ese plan infalible, esa rutina de un plan los fines de semana contigo, con el mundo o no, pero seguro contigo. No sé, el resto es contexto, el resto es escenario, figurantes que serán protagonistas en su propia obra, pero en la nuestra, eres tú y faltas, somos nosotros y faltas... Volver a casa de pelearnos con el mundo, de trabajar, y firmar la paz en casa entre las sábanas. Volver a casa y tener a alguien con quién contar. Volver a casa y tener quién te espere. Saber que si un día desvías tu camino de vuelta a casa, o desvío yo el mío, habrá quién eche de menos un beso a tiempo, habrá una dulce preocupación, un estúpido "y si le ha pasado algo" de puro amor. 

Es duro ser un romántico convencido a la espera, encima con una esperanza inmortal que no hay quien la mate, maldito optimismo. 

Pero bueno, todo hay que decirlo, el optimismo sirve para todo, y si hay que mendigar ilusión se mendiga. Está cara la vida como para desperdiciarla. Preferiría tener un vuelo seguro cada día con una de tus caricias, pero mientras, deja que vaya volando con vientos a favor, sacados de suspiros de esos que literalmente te va la vida en ellos, esos que te dejan sin aliento. 
Preferiría un beso de esos que duran una luna y un sol, pero si no, siempre me quedará un escalofrío al recordarme ahí arriba, en lo alto de una pirámide reinando una de las selvas de América.
Preferiría por mi espalda una caricia de uno de tus dedos, pero mientras, deja que me suba a uno de esos parapentes y me ponga a surcar los cielos, no es volar, pero lo parece.
Preferiría hincar las rodilla en el suelo y jurarte amor eterno, pero mientras, me conformo con jugar a besar te quieros de papel en una cama, que se rompan cuando los moje el tiempo mañana por la mañana. 

Preferiría conocer todos los secretos del mundo a tu lado, pero si eres la mitad de especial de lo que prometen los poetas, con "esa manera de erizar la piel", con "ese reinventar la vida", con "ese llevar en tus dedos las primavera y la sangre altera" puede que seas como uno de esos cometas que pasan cada doscientos o más años, y últimamente, me da miedo pensar que quizás en esta vida no me toca verlo...

Preferiría estar contigo, pero mientras no pienso renunciar a vivir y a estar vivo.