domingo, 11 de octubre de 2015

Volar en una tormenta

La vida tiene que ser una combinación perfecta entre volar y coleccionar relámpagos sin joderte las alas. 
Ayer cerré la puerta del portal y volé en una tormenta, coleccionando destellos entre los tirabuzones que hicieron mis manos en tu cuerpo. 
Se cerró la puerta del portal y se borró el mundo, yo quedé flotando girando alrededor de tu ombligo. Con cada beso subía algo más alto, con cada mirada me ponía en celo y la respiración empezó a ser una melodía perfecta de suspiros y gemidos. 
Acercarme a tu oído,  describirte un mundo sensaciones que encontraríamos en una cama, bajo un cielo de sábanas con una lluvia perpetua de lujuria, caricias y alas en la espalda, mientras pienso toda la poesía que saldría de nuestros cuerpos desnudos, tan juntos, que parezcan uno 
Mis labios y yo deseando ser agua para amoldarse a tu cuerpo, para cubrir cada poro de tu piel y hacerte sentir primaveras en otoño. Alterarte la sangre, el alma y la cabeza hasta volverte completamente loca y creas, al menos durante unos minutos, que sólo puedes vivir en este portal, al abrigo de mis manos y al sol de mi boca.

sábado, 3 de octubre de 2015

Te quiero dentro

Hay personas que te dejan recuerdos impermeables al tiempo. Pueden pasar chaparrones, aguaceros de semanas y años, y aún así, no arrugarse, permanecer perfectos como si hubiese pasado todo ese mismo día. Cuando ves a esas personas y las das un abrazo los recuerdos resucitan, vuelan las sonrisas y se te cuelan bajo la piel, empiezan a correr de arriba a abajo hasta crear esa electricidad, esa conexión, que te pone la piel de gallina.
Así me veo a la puerta del bar, mirándote con cara de idiota, tras darte un fuerte abrazo con la electricidad recorriéndome como un relámpago el cuerpo de arriba a abajo. Siempre tenía unos minutos a la semana para imaginarme un reencuentro contigo por las calles de Madrid, con una sonrisa de atractiva autosuficiencia y algo ocurrente que te empuje a desear que nos veamos otro día... Como es lógico, nunca soy tan genial como en mi imaginación y sólo salió  nerviosismo, risas histéricas y todo mi cuerpo pidiendo un café y diciendo "por favor, no vuelvas a desaparecer" Un rápido apunte de tu número y migas de pan para la memoria en forma de un triste whatsapp...
Falla quien apueste a que esto es una poca encubierta declaración de amor. Esto es una declaración de amistad. 
En mi imaginación todo reempezaba con un café de esos que ponen vidas y confianzas enteras al día de una sola vez. Podía ser en tu casa, en la mía o por sol. Podía acabar sin ropa, sin ropa o con ropa. Mi imaginación es traviesa y juega con manos,caricias y besos (los tuyos en su momento fueron salvavidas), incluso con la amistad. No tiene problemas para hacer malabares con nada, nada escapa a su ganas de lanzar todo por los aires y volar.
Sólo había una constante, la amistad. Sólo las ganas de llamarte de nuevo amiga, de tenerte dentro de mi vida. Sólo esa constante sed de saber un poquito más de ti. Sólo saber a dónde te lleva la próxima vez el caos que tienes por cabeza, a ver en el huracán qué dirección elige tu veleta.
Sólo ganas de verte dentro de mi vida. Ganas de verte entre mi gente cuando regreso a Madrid, de verte cuando quieras de visita por Valencia.