domingo, 6 de noviembre de 2016

Los futuros

Todos los futuros blindados, todos bajo candado, no contaron con sonrisas ladronas de guante blanco. Así fueron postrando la rodilla y lo que era un agradable paseo por un parque por la noche, se convirtió en una conversación de horas, en un vuelo entre las sábanas, para cuando aterrizamos en la cama ya había llegado la mañana. Poco a poco los futuros se alargaron y lo que era un vamos a cenar, deseábamos que se convirtiera también en un desayuno.

Los futuros son infinitos, tienen tamaños y fronteras, pueden ser seguros y llanos o un caótico fuego de pura pasión.

Hay futuros en los que te ves sin salir de una cama. Siendo acariciado, besado, devorado entre las sábanas. Pura pasión, hasta que se queme la madera que lo alimente, después todo cenizas que se dispersarán con el primer vendaval.

Hay futuros que te ves como un amigo, habitando cada hueco de su piel y transitando cada sitio de su casa. Bien puede haber noches de hogueras y caricias en una cama, como interesantes conversaciones solucionando el mundo en un sofá.

Hay futuros, otros futuros, que te ves como un compañero, como un equipo. En la cama se guarda un sol y una luna. La luna llena alumbra a dos amantes en celo, se besan, se muerden y se funden hasta que los gemidos se convierten en suspiros. El sol alumbra y calienta a dos amantes que se confiesan todos sus pecados, todos sus sueños, todos sus complejos y sus secretos.
En este futuro vencéis juntos una rutina que no es más que un testigo del cariño. Es una parte más de la diversión, de las ganas de estar con esa persona, no es necesario solucionar el mundo, no es necesario volar en una cama, no es necesario prácticamente nada para estar tan a gusto, tan jodidamente bien, que el tiempo se de cuenta y corra a toda prisa, saque sus alas y te des cuenta de que ya es hora de marchar. Supongo que la suerte será que un día, con tiempo con esa persona a la espalda, una pregunta pierda el filo y deje de dar miedo: "¿Y si no me tengo que marchar?" Ese día se celebrará con lágrimas de alegría, inventándose besos y caricias.

El problema es ese, hay mil futuros, y es jodidamente difícil que a las imaginaciones de dos les de por coincidir...