viernes, 30 de diciembre de 2016

Las estaciones

Las estaciones tienen algo de magia. Tienen esa habilidad para quitar las máscaras, para desnudar los sentimientos de intenciones y simulacros. 

Las despedidas en una estación tienen algo de luto. La distancia es lo más parecido a la muerte en la vida. Lo peor de la distancia, como la muerte, es que sabes que no va a estar esa persona cuando la necesites, o cuando te necesite. Lo peor de las despedidas en la estación es que saben a eso, a despedidas, no habrá un "después" temprano y palpable para ver a esa persona, y eso el corazón lo sabe, porque es esfuerza en vomitar todo lo que tiene dentro. Da gusto ver a parejas abrazadas, dejando de lado al mundo, diciéndose te quiero y te echaré de menos con una mirada ahogándose entre lágrimas.

Pero sin duda, lo mejor de las estaciones son las bienvenidas, posiblemente sean la mejor expresión del amor que hay. Sólo hace falta fijarse bien cuando una persona va saliendo de la terminal. Cuando las miradas de ambas personas coinciden desaparece toda norma social, toda compostura,  el cuerpo es recorrido por un relámpago que lo impulsa a correr con una carcajada de pura alegría entre los dientes. Cuando se acercan por fin hay un abrazo que intenta fundir los cuerpos, y la mayoría de las veces está muy cerca de conseguirlo...

Las estaciones tienen una sinceridad brutal con el pasajero solitario, ya que a la llegada lo único que tiene es una sucia envidia de todo aquel que tiene quien le reciba y le despida. Lo único que le queda es la absurda libertad que da no tener quien le espere...

martes, 13 de diciembre de 2016

Me llegó por fin la adolescencia...

No sé si me llegó la adolescencia, pero últimamente me duele más la injusticia. 

Me imagino que duele más llegar a la cama como un cobarde que con la cara partida a golpes. 

El mundo se ha quedado en un caso casi improbable, pero ya no es imposible. 
Si no se arregla es porque no lo intento lo suficiente. Boko Haram (o cómo se llame ese puto brazo de Isis) empuja a refugiados a Nigeria, mueren de hambre y a mí el día se me hace más triste. Tengo la cabeza partida en dos pensando cómo convertir un campamento de refugiados de la noche a la mañana en un poblado autosuficiente. ¿Qué hacen falta? ¿Comida, vacas, construcción, ... ? Ya no hay resignación, ahora hay listas, hay esperanza, pero también hay un puto reloj de arena en la cabeza, donde no caen granos de arena, caen simplemente vidas, caen almas en pena. En su mayoría niños que murieron antes de aprender lo que es la vida, por haber errado y haber nacido en el hemisferio equivocado.

Me llegó la adolescencia y me faltan experiencias, me faltan emociones, me faltan latidos o me sobran alientos que nadie ni nada me ha robado. Miro de reojo a las drogas, una salida fácil para sentir un poco más. Y entonces lo piensas, falta por sentir porque falta valor, faltaba valor. 
Faltaba valor para subir a un escenario de un pequeño bar y ponerse a recitar con la piel erizada, empujada por un alma que lucha por salir.
Faltaba valor para prepararse para un montón de proyectos que siempre he tenido en mente. No sé porqué cojones hasta ahora había algo en mí que se creía que un "nunca lo intenté realmente" era una buena excusa.
Faltaba valor para siquiera pensar en hacer algo por el mundo. Faltaba valor para dejar a la conciencia tomar las riendas y dejar que me ahogue con la almohada al llegar a la cama, si no he hecho algo para prepararme para poder hacer algo más el día de mañana. 
Faltaba valor para reconocer que hay y hubo héroes en este mundo que lucharon contra todo, dieron o sacrificaron todo lo que yo siempre he deseado y pulverizaron las palabras que suenan como "imposible", mientras honraban palabras como "locura" o "sueño"... 

Me llegó la adolescencia y creo que me hice más inocente, más radical, más soñador, más empático, más consciente, más irascible, menos paciente... En fin, creo que me hice un adolescente.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Lo que nos debemos

Rompiste los relojes, montañas de arena dispuestas para forjar mil futuros, para soñar a lo grande, con primaveras, con mil maneras de salvar el mundo...

Llenaste mi cabeza de héroes, de revoluciones, de tiros por la paz, de dictaduras para la gente, de batallas para salvar el mundo...

Despertaste la conciencia, se cayó el velo y le dijiste simplemente, "o actúas o eres responsable" Fue como darle una pistola llena de balas, llena de ganas, señalarle a los malos y simplemente saber que si en diez años nada ha cambiado, saber que el cargador acabará en mi estómago. Todo sabrá a plomo, a frío, sabrá a resignación...

Viniste rompiendo, llenando, despertando... Y te lo agradezco, te lo debo.

Yo por mi parte, más discreto, iba sin espada, iba sin escudo, iba sin armadura y sin miedo. No habrá heridas, no habrá letra que con la sangre entra, simplemente habrá huellas. Yo me iré, pero habré sembrado pequeñas semillas. Yo me iré, o te irás tú, pero cuando le hables a alguien de los faros, llegará una pequeña alegría, se erizará la piel recordando tardes en un sillón arreglando el mundo y los labios se abrirán desbordados por una bonita sonrisa...

Cuando le hables a alguien de Frida, verás una foto colgada y vendrá a tu mente una tarde de cervezas, y de nuevo, tus labios te podrán y asomará una sonrisa... 

Cuando muestres orgullosa tu colección, te preguntarán cuál fue la primera película, tú te morderás el labio y de nuevo una pequeña felicidad te sacudirá el cuerpo y brotará una bonita sonrisa... 

Cuando hables con pasión de tiros, revoluciones, de héroes, recordarás que en un sillón un día educaste a un pequeño revolucionario, y de nuevo, no podrás evitar que nazca una sonrisa...

Esas sonrisas serán tuyas, pero las planté yo, así que en virtud de lo dicho por no sé qué poeta o poetisa, me las debes.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Los futuros

Todos los futuros blindados, todos bajo candado, no contaron con sonrisas ladronas de guante blanco. Así fueron postrando la rodilla y lo que era un agradable paseo por un parque por la noche, se convirtió en una conversación de horas, en un vuelo entre las sábanas, para cuando aterrizamos en la cama ya había llegado la mañana. Poco a poco los futuros se alargaron y lo que era un vamos a cenar, deseábamos que se convirtiera también en un desayuno.

Los futuros son infinitos, tienen tamaños y fronteras, pueden ser seguros y llanos o un caótico fuego de pura pasión.

Hay futuros en los que te ves sin salir de una cama. Siendo acariciado, besado, devorado entre las sábanas. Pura pasión, hasta que se queme la madera que lo alimente, después todo cenizas que se dispersarán con el primer vendaval.

Hay futuros que te ves como un amigo, habitando cada hueco de su piel y transitando cada sitio de su casa. Bien puede haber noches de hogueras y caricias en una cama, como interesantes conversaciones solucionando el mundo en un sofá.

Hay futuros, otros futuros, que te ves como un compañero, como un equipo. En la cama se guarda un sol y una luna. La luna llena alumbra a dos amantes en celo, se besan, se muerden y se funden hasta que los gemidos se convierten en suspiros. El sol alumbra y calienta a dos amantes que se confiesan todos sus pecados, todos sus sueños, todos sus complejos y sus secretos.
En este futuro vencéis juntos una rutina que no es más que un testigo del cariño. Es una parte más de la diversión, de las ganas de estar con esa persona, no es necesario solucionar el mundo, no es necesario volar en una cama, no es necesario prácticamente nada para estar tan a gusto, tan jodidamente bien, que el tiempo se de cuenta y corra a toda prisa, saque sus alas y te des cuenta de que ya es hora de marchar. Supongo que la suerte será que un día, con tiempo con esa persona a la espalda, una pregunta pierda el filo y deje de dar miedo: "¿Y si no me tengo que marchar?" Ese día se celebrará con lágrimas de alegría, inventándose besos y caricias.

El problema es ese, hay mil futuros, y es jodidamente difícil que a las imaginaciones de dos les de por coincidir...

domingo, 30 de octubre de 2016

Valencia

¿Qué puedes dar cuando debes una ciudad?

A Valencia le han crecido manos a las que arranco todos los abrazos que puedo. Le han crecido dedos, caricias, besos...
Valencia ahora tiene bares con recuerdos impermeables al tiempo, que pase cuando pase, sonreiré al verlos.


Las torres de Quart guardan un teatro al que no llegué a pasar, pero que a cambio me dio una tarde de palabras que llevaban un alma invencible, podía tener las alas alquitranadas, pero tenía alas. 

Afortunada la persona que es conquistada discretamente, bajando las defensas poquito a poquito, siendo el corazón el primer convencido, el que abre las puertas de la ciudad y la rinde a lo que tenga que pasar. 
Afortunada la persona que no es conquistada a fuerza de una pasión que derrumba todo y cuando quiere reaccionar son todo ruinas, que no tiene más remedio de hacer su corazón inmortal y rodearlo de una coraza para poder escapar del fuego y empezar de nuevo. 

A Valencia le han crecido pequeños futuros, pequeños planes, aquel teatro, aquel cine... A Valencia le ha crecido un poquito de hogar, le ha crecido un poco de casa. 


Valencia para mí lleva tatuajes, piercing y fuma, Valencia es algo que nunca pedí, pero tiene mucho de lo que siempre quise. Valencia es impredecible, Valencia es curiosa.


Valencia me ha dado perspectivas para disfrutar de rinconcitos del mundo que antes no sabía disfrutar. 
Valencia me ha dado libros, me ha dado la ópera, me ha dado horas de música... 


Valencia me ha dado sensibilidad, me ha dado conciencia, me ha dado viento y me ha dado una veleta, me ha dado un enemigo, una guerra y la brecha, me ha dado un "¡Despierta y a pelear!"

viernes, 7 de octubre de 2016

La rutina

Hay quien juega a hacer castillos, hay quien juega a enterrarse vivo.
El secreto está en moverse, no darle tiempo al cemento a que seque. El secreto es que los sueños sean brújulas y mapas, algo más que cuadros que ver pasar, que el tiempo se encargue de armar con fusiles que acaben tirando a matar. El secreto es saber coger relatos de los testigos que pasaron por el mismo sitio antes que nosotros, sacar la moraleja y enterarnos que el fango que hoy es blando, casi cómodo, el tiempo se encargará de endurecerlo y de hacer una presa de la que puedas salir. Y lo peor es que cuando seas un futuro cadáver atrapado en el cenagal, serás capaz de pensar que siempre te puedes arrastrar, no se está tan mal. El secreto es no confiar en la rutina, ella es el alquitrán. Siempre hay que cambiar algo, siempre hay que probar a saltar con la otra pierna, levantarnos quizás haciendo el pino, cambiar perspectivas, tumbar límites a base de sudor y cansancio. Llegar a la cama deseando dormir, sin que la almohada pueda reprocharnos nada. 

Todos sabemos las lecciones, todos sabemos los secretos, el problema es que el alquitrán no tiene ese olor tan duro y desagradable, quizás tenga esa dulce monotonía de una fiesta por las noches bien cargada que saque a ese asalvajado y confiado hombre del tequila. Quizás tenga el sonido de mil tardes tecleando quemadas frente a un ordenador, un móvil o una consola, con un juego o un "joder, esta tarde no he hecho nada" sin avanzar a ninguna parte, quedándote quieto mientras el alquitrán se endurece.
Quizás es porque tenga discursos que convenzan, excusas que justifiquen todo, pero la verdad es que al final, cuidado, pocas personas se libran del alquitrán y la rutina.

martes, 13 de septiembre de 2016

No me prepararon

No me prepararon para dar una patada a todos los profetas, no me prepararon para mandar a tomar por culo a los poetas. 

No me dijeron los peligros de trazar un plan antes siquiera de verte llegar, no me advirtieron que a lo mejor no se trataba sólo de esperar. 

Sí, siempre están los afortunados, esos que tras tocar el cielo sueltan esa mierda de "cuanto menos lo esperas, llegará"... Ese será el problema, que cada día te espero un poquito más. No hay un cuanto menos, porque con cada delirio de amor tu mano está cada vez más cerca, que sí, que sigues siendo un fantasma, pero cada vez te adivino en más miradas. En esa falda larga que se perdió por aquella esquina, en esa mujer en el metro que va leyendo mi libro favorito, en esa carcajada que estalla como carnavales, trae guirnaldas y mil disfraces de superhombre y supermujer para nosotros entre los labios... Todas y cada una de ellas fueron figuras de humo que cada vez que me acercaba, con cada respiración, en el aire se difuminaban hasta quedar en nada... 

¿Serán expectativas? Serán. ¿Será la idealización? Será ¿Será Disney? Será. Pero qué cojones importa qué será, quiero decir, al fin y al cabo sigo sin tener esa vida fácil, ese plan infalible, esa rutina de un plan los fines de semana contigo, con el mundo o no, pero seguro contigo. No sé, el resto es contexto, el resto es escenario, figurantes que serán protagonistas en su propia obra, pero en la nuestra, eres tú y faltas, somos nosotros y faltas... Volver a casa de pelearnos con el mundo, de trabajar, y firmar la paz en casa entre las sábanas. Volver a casa y tener a alguien con quién contar. Volver a casa y tener quién te espere. Saber que si un día desvías tu camino de vuelta a casa, o desvío yo el mío, habrá quién eche de menos un beso a tiempo, habrá una dulce preocupación, un estúpido "y si le ha pasado algo" de puro amor. 

Es duro ser un romántico convencido a la espera, encima con una esperanza inmortal que no hay quien la mate, maldito optimismo. 

Pero bueno, todo hay que decirlo, el optimismo sirve para todo, y si hay que mendigar ilusión se mendiga. Está cara la vida como para desperdiciarla. Preferiría tener un vuelo seguro cada día con una de tus caricias, pero mientras, deja que vaya volando con vientos a favor, sacados de suspiros de esos que literalmente te va la vida en ellos, esos que te dejan sin aliento. 
Preferiría un beso de esos que duran una luna y un sol, pero si no, siempre me quedará un escalofrío al recordarme ahí arriba, en lo alto de una pirámide reinando una de las selvas de América.
Preferiría por mi espalda una caricia de uno de tus dedos, pero mientras, deja que me suba a uno de esos parapentes y me ponga a surcar los cielos, no es volar, pero lo parece.
Preferiría hincar las rodilla en el suelo y jurarte amor eterno, pero mientras, me conformo con jugar a besar te quieros de papel en una cama, que se rompan cuando los moje el tiempo mañana por la mañana. 

Preferiría conocer todos los secretos del mundo a tu lado, pero si eres la mitad de especial de lo que prometen los poetas, con "esa manera de erizar la piel", con "ese reinventar la vida", con "ese llevar en tus dedos las primavera y la sangre altera" puede que seas como uno de esos cometas que pasan cada doscientos o más años, y últimamente, me da miedo pensar que quizás en esta vida no me toca verlo...

Preferiría estar contigo, pero mientras no pienso renunciar a vivir y a estar vivo.






domingo, 21 de agosto de 2016

Cuando no quieres volver a casa... ¡Eso es vida!

Cuando miras al tren como quien mira la horca, el final de algo, con el pensamiento de sólo unos días más, sólo unas horas. ¡Eso es vida! 

Cuando no dormir te sabe a descanso, cuando te vas con la impresión de llevarte lo mejor de una ciudad y sólo recuerdas sonrisas cómplices y carcajadas, ¡eso es vida!

Cuando resucitas entre un mar de sábanas, cuando te reencuentras volando en una piel suave, en unos gemidos íntimos, en una sonrisa descarada que se las sabe todas. ¡Eso es vida!

Cuando descubres los rincones de una ciudad como un adolescente en celo, contando más sus lunares que las plazas, besando más que observando, riendo casi más que respirando... ¡Eso es vida!

No querer volver, intentar retrasar relojes, intentar ver vías de escape, aunque sólo sea pensarlo, el hecho de que sólo aparezca la posibilidad... Tan solo soñar con la posibilidad de estar loco... ¡Eso es vida!

sábado, 16 de julio de 2016

Porque las hadas existen...

Porque las hadas existen y tenía la magia a sus pies.

Estaba hecha de las historias de amor, de deseos encerrados en estrellas fugaces, del aire de los suspiros enamorados de los poetas.

Estaba hecha de las miradas indiscretas de los adolescentes en celo prendidos por la primavera.

Estaba hecha de esas intuiciones que te devuelve un amor a primera vista. Una vida feliz al ver en esa persona una pareja, una familia y un cheque en blanco al futuro con una vida resuelta.

Estaba hecha de los guiones  de un papel coprotagonista que tendría una divina rutina de mil noches de pasión, telón de fondo de un escenario hogareño con una cama, con mil vuelos entre las sábanas.

Estaba hecha de fuegos artificiales, de fiestas, de celebraciones, de navidades en familia, de una felicidad perpetua.

Estaba hecha de ese veneno que mata a la soledad beso a beso, caricia a caricia, con esos dedos capaces de repararle a uno las alas de su espalda.

Estaba hecha de esos relámpagos que ponen la piel de gallina. Tenía esa mirada quita complejos, tenía esa habilidad para reparar los espejos.

Estaba hecha de esos deseos de las tartas de cumpleaños, con esa sonrisa que quita el vértigo, cuando tienes que saltar y volar o caer por el precipicio.

Si encontráis a esa persona no la reconoceréis por su piel o su cabello, ya sea rubio o moreno.

Si encontráis a "esa persona" lo notaréis, habrá una revolución, habrá un huracán, habrá terremotos que pondrán vuestra vida patas arriba. Habrá mariposas en el estómago. Habrá marabuntas de palabras, poemas desordenados que se trabarán en la garganta dando lugar a un dulce y bobo tartamudeo. 
Un sudor frío recorrerá vuesto cuerpo fruto del deshielo de un corazón que empieza a latir.Vuestro horizonte favorito no será más que ella tumbada a vuestro lado, el mejor amanecer su sonrisa iluminando vuestros cuerpos desnudos antes de celebrar la vida, día tras día...

domingo, 10 de julio de 2016

Las palabras no importan

Las palabras no importan y el lenguaje inclusivo es una gilipollez, pero mi sobrino de 5 años ya juega a que es un héroe que salva el mundo, mi sobrina de 4 años ya es una princesa que pide que la rescaten.

Las palabras no importan, pero si te pegan como una mujer no duele. Las palabras no importan, pero no llegas lejos si corres como una mujer.

Las palabras no importan, pero los hombres no saben llorar, si lo hacen, lo harán como mujeres.

Las palabras no importan, nadie es machista, pero yo sólo he cogido una plancha en mi casa la única semana que mi madre cogió una baja y no pudo ir a trabajar.

Las palabras no importan, nadie es machista, pero cuando me independicé me tuvieron que enseñar a poner la lavadora.

Las palabras no importan, pero a los cobardes todo el mundo les ha llamado más veces “maricones” que “cobardes”. Los homosexuales más veces “maricas”, “desviados”, que gays, o simplemente por su nombre.

Las palabras no importan, ya no importan, para mí ya no son importantes. Yo ya estoy jodido, para mí un cobarde es un “maricón”, una persona en silla de ruedas un “discapacitado” no “una persona con una discapacidad”, una persona con síndrome de Down es un “retrasado” no es una “persona con diversidad funcional”…

Yo ya estoy perdido, yo tengo que pelear para cambiar las palabras, tengo que filtrar, tengo que pensar, tengo que reconstruir cada mierda de estructura que me han metido en la cabeza martillazo a martillazo.

Pero os juro que lucho y lucharé para que no se pierdan ni mis sobrinos ni mis sobrinas, ni mis futuros hijos o  futuras hijas. Yo no quiero que vean a una persona en silla de ruedas como un discapacitado. No quiero que vean a una persona con síndrome de Down como un retrasado, como una persona tan ajena a ellos que no sepan cómo tratar con ella.

Porque las palabras no importan, pero por si acaso, deberíamos empezar a vigilar nuestra forma de hablar. No por nosotros, sino por los que vendrán.

Y todo esto no es nuevo, según escribo no hago más que acordarme de un fragmento de un texto (Los nadies) de Eduardo Galeano en el que, una vez más, resaltaba la importancia del lenguaje. Cómo se puede utilizar para echar por tierra la población de todo un continente.

Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones,
sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos,
sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies,
que cuestan menos
que la bala que los mata.

Porque cada vez que miraba a mi alrededor a todo grupo desfavorecido, me preguntaba si no estaríamos siendo de algún modo víctimas de un macabro truco de marketing. Ahora veo crecer a mis sobrinos y lo que antes era una sospecha, ahora es puro miedo.

domingo, 19 de junio de 2016

Saldar cuentas con la almohada

Hay veces que la noche decide no darte descanso, te ves en un callejón oscuro emboscado por la almohada. Te hace confesarlo todo,a punta de cuchillo, aprovechando que el cerebro medio dormido no puede lanzar esas esquivas excusas. No puede parar el frío acero con esos "no hay tiempo", " no había tiempo" o "ya habrá tiempo", no puede poner esos tramposos salvavidas "última vez", " en realidad no quería", "no me apetecía tanto", " la próxima será mejor"...

No, el cuchillo penetra dispuesto a abrirte en canal, dispuesto a dejar al corazón sangrar cada secreto, cada pregunta que guardaste bajo llave porque la respuesta te podía no gustar. Esas simples preguntas, que sin estar alerta, a quemarropa derriban vidas. 
"¿eres feliz?" 
"¿De verás lo estás intentando?" 
"¿Te sientes bien?" 
"¿Has sido lo que querías llegar a ser?" 
"¿Has hecho lo que querías hacer?"

Y el cuchillo se hunde, y tú sangras, y lloras, y acabas confesando entre gritos todas las respuestas que queman... Hasta que quedas hecho un ovillo con una bola de demolición en tu estómago que destroza todos los castillos en el aire...

No importa cuánto tiempo te quedas inmóvil, al final siempre es lo mismo, tarde o temprano toca moverse. Y ahora viene lo bueno, convertir ese desastre lleno de escombros, esa vida que se ha quedado patas arriba, como si alguien la hubiese lanzado por los aires cuando estaba desprevenida, esa vida desorientada, en algo que merezca la pena y la alegría. Toca coger papel y boli y dibujar otros castillos en el aire que merezcan la pena conquistar. Pensar en si quieres ser ese personaje de libro que tiene esa confianza o ese ego para dejar su huella en el mundo, o por el contrario estás demasiado cansado y prefieres dejarte arrastrar por el tiempo confiando en que te deje en un buen lugar mecido en una dulce, fácil y monótona rutina...

Yo ya lo he decidido. 

Yo elijo VIVIR. Así en mayúsculas. Elijo apretar los dientes y empezar a conquistarlo todo. Elijo la VIDA en mayúsculas. 
Con su sudor, su esfuerzo y una almohada que no pueda reprocharme nada porque lo di todo. 
Con su placer, sus caricias que más que acariciar la piel, la tatúen con recuerdos inolvidables.
Con mi gente, que son los mejores escuderos y compañeros para cualquier aventura que me proponga, cualquier castillo que se quiera conquistar y cualquier dragón con el que haya que pelear.
Con experiencias que se graben a fuego, con recuerdos que dejen cicatriz, que al pasar los dedos y sienta su relieve no pueda evitar que la felicidad atraviese mi cara de lado a lado en forma de sonrisa.

lunes, 9 de mayo de 2016

Ariadna, la hada de la alegría.

Esta es la leyenda de la noche de la aparición de la luna y las estrellas, de la bendición de la hada Ariadna, nombre que significó Alegría en idiomas tan antiguos que nadie recuerda.


Cuenta la historia que al principio de los tiempos, el sol era el único astro en los cielos. Por el día, la gente paseaba y disfrutaba del recién creado mundo, disfrutaba de sus prados e iba y venía a pequeños reinos vecinos. Pero al atardecer cuando el sol se acostaba, la oscuridad reinaba a sus anchas atormentando con mil pesadillas a toda persona lejos de su hogar. La noche aprovechaba para con la ayuda del miedo, crear en la imaginación de los niños y niñas terribles bestias que los aterrorizaban.


Cuenta la historia que una caravana, víctima de las inclemencias del tiempo, tuvo que hacer noche al refugio de los árboles de un frondoso bosque. Cuando empezó a oscurecer y el sol se fue a dormir por el horizonte, empezó a silbar el viento arrancando quejidos a las hojas que rozaba. Llovía tanto y hacía tanto viento que no fue posible hacer hogueras, se encerraron todos en sus carromatos a esperar a que llegara el sol y acabara con la noche. Las familias abrazaban a los niños y niñas, que temblaban de puro pánico.

Así se mantenían, unidas, abrazadas, cerrando los ojos con fuerza, cuando de pronto, oyeron una dulce balada a lo lejos. Esa voz era como fina lluvia de verano, como tierna hogaza de pan al borde de la chimenea, era una voz hecha para cantar nanas y dormir horribles monstruos. Y así fue, poco a poco el viento se durmió y se hizo brisa, la noche deshizo sus oscuras hebras para dejar ver a través de la lona de los carros, una esbelta figura que cantaba y bailaba mientras saltaba flotando como si fuera una pluma mecida por el viento, con una larga melena rubia entre cuyos cabellos danzaban millones de luciérnagas encendidas como farolillos.
Las familias y los niños poco a poco se tranquilizaron con tan linda música, aflojaron su abrazo al ritmo que el miedo desaparecía y dejaba su espacio a la admiración por aquella hada, que había traído la paz a su improvisado campamento.

Los primeros en salir a verla, aún entre gimoteos y con la nariz taponada de sus sollozos, fueron los niños. Ariadna tenía una melena dorada como un dulce mediodía de verano, un cuerpo de amazona que recordaba al sinuoso curso de un río. Aunque lo mejor sin duda, era esa mirada limpia, alegre y honesta, que  recordaba a la ilusión, la inocencia y la jovialidad de los niños. Sin olvidar esa sonrisa, que sin previo aviso, estallaba en una carcajada, como los dientes de león se deshacen en deseos en un vendaval.

El hada,  viendo cuánto les aterraba la oscuridad, bailó con ellos en círculos dando saltos y saltos de alegría. En cada salto, luciérnagas de su pelo revoloteaban, se encendían y se elevaban cada vez más, hasta tocar el cielo e iluminarlo para siempre, convirtiéndose en pequeñas estrellas. De su vestido salieron millones de mariposas blancas que revolotearían a su libre albedrío siempre juntas, como un pequeño farol en el cielo, convirtiéndose en la cambiante luna, que protegería siempre a los niños en la noche.

Por último se unieron a la fiesta el resto de las familias, se bebió y comió cómo se merece un día tan mágico cómo era. Celebraron casi hasta el amanecer, entre bailes, entre risas y carcajadas, entre la emoción y la felicidad que se desbordaba en forma de lágrimas que corrían por las mejillas.
Cuando el enjambre de mariposas y luciérnagas se despedía por un horizonte y el sol llamaba por el otro, nuestra heroína realizó un último baile girando sobre sí misma una y otra vez, viéndose envuelta en cada vuelta por las lágrimas de pura felicidad de sus compañeros y compañeras de caravana, hasta que al final, al parar en seco, todas las lágrimas subieron rápidamente al cielo y se escurrieron por él a toda velocidad, como si de la mejilla del universo se tratase.

Se dice desde entonces, que si alguien ve una estrella fugaz en el cielo esta se queda con él. Esta persona estará destinada a ser tan feliz que acabará llorando su estrella de pura dicha, y entonces la estrella podrá volver a volar al cielo a la espera de otra  persona afortunada...

martes, 29 de marzo de 2016

Las mejores letras se les escapan a los poetas

Que no os engañen, las mejores letras se les escapan a los poetas. Las mejores palabras que sirven para describir esa puta sensación de un amigo imparcial, a un hocico siempre húmedo que al tocarte la mano salida por la esquina de una cama te rescata del vendaval, se escapan. 

Nadie describe con justicia esa transformación que sufres cuando empiezas tímidamente jugando con un perro y acabas perdiendo vergüenza, modales, te desatas todas las putas normas sociales, hasta que se te escapan sin quererlo las ganas de jugar y reír a cuatro patas amigo a amigo, gruñido a gruñido.

Nadie describe cómo debe a un amigo que mira sin juicio, con la más absurda fidelidad, a quien empieza siendo padre, sigue siendo “su amo”, para terminar siendo tan protegido como su propio hijo. Porque esa es la magia de tu amigo, de tu perro, que llega a tu casa siendo como tu hijo. Cuidas de él, presumes de él y juegas con él con un miedo absurdo, como si fuera de cristal. Luego empieza a crecer y le educas, le enseñas lo que está bien y lo que está mal, los horarios, lo que puede y no puede hacer. Y entonces crece, y un día llegas a casa y descubres que esa cola que se mueve de lado a lado es una señal más de que estás en tu hogar, te sabe mejor que el pijama. Es un miembro de la familia más...

Nadie describe ni describirá cómo te saluda un perro y cómo te hace sentir. Hay palabras que están escondidas o están por inventarse, sólo estoy seguro de una cosa… Mi perro, Balú, me enseñó que esa sensación tenía algo de hogar, de cálida chimenea, de mullido sillón, de caliente comida de puchero, de merienda familiar de domingo entre esporádicas risas con cruasán a la plancha, de postal de familia feliz...

viernes, 12 de febrero de 2016

Carta a los publicistas, dueños de la belleza.

Estimados dueños de la belleza,

Os dimos la belleza, os dimos el poder de nombrarla, de llamarla, os dimos la llave de todos los espejos.


Os dimos la felicidad, os dimos la confianza, os dimos el autoestima, os dimos la llave del alma.


Os dimos todo y lo pervertisteis, escondisteis las llaves y las vendisteis en cómodos plazos.


Destrozasteis la belleza, la llenasteis de sacrificios, la llenasteis de fantasía, la amputasteis, la retorcisteis  y ya no es humana, ya no es sana. Disteis cuchillos a los espejos, abren en canal a quien no pasa por el molde y les sangran los complejos.


En vez de lucraros con la felicidad, sacasteis partido de la insatisfacción, nos hipotecasteis el alma a 50 años de tristeza. 

Os hicimos magos de la palabra, os dimos la razón y la verdad, y en vez de crear una locura de risas histéricas, de alegría desbordada... Creasteis una histeria colectiva, una obsesión por encajar en una idea demasiado pequeña a costa de recortes y podas a la vida.


Tenéis la magia para hacer verdad las palabras, pero a partir de ahora, el discurso lo escribimos nosotros...

Por favor, firmar la petición
https://www.change.org/p/defensor-del-pueblo-ley-que-regule-peso-y-o-medidas-de-los-as-modelos-imagen-de-las-marcas?recruiter=21226747&utm_source=share_for_starters&utm_medium=copyLink

domingo, 3 de enero de 2016

Mi gente

Hay veces que ves una película, lees un libro y algo entra dentro de ti y se toma la libertad de revolver todo lo que tienes dentro. 
Hay veces que al huracán lo empuja justo lo que nos falta. Otras la magia es increible, porque a ese huracán lo empuja justo lo que tienes, lo que valoras, lo que sólo imaginar que te falta es una puñalada en las entrañas.
A mí me pasa con los gestos de amistad, con cualquier libro o cualquier película, siempre se me desborda la alegría y tengo que aguantar alguna lagrimilla. Es la alegría de saber que si hace falta siempre tendré por Madrid una mano amiga. Que siempre tendré por Madrid un café, una montaña o una borrachera para meterme a la fuerza un par de consejos y alegría, para superar cualquier mierda.
La alegría de saber que si todo falla, si los mandos de la nave se bloquean, si caigo en barrena, ha fallado el plan A, el abecedario completo y los dos de emergencia, aún tengo el recurso de un lugar donde se para el mundo y el tiempo. Donde a golpe de varita, de besos, abrazos y caricias mi madre cura heridas. 
Donde a golpe de sonrisas, mis sobrinos me devuelven los poderes, el optimismo, me aupan y me coronan supertío. 
Donde ocho ojos, de cuñadas y hermanos, a fuerza de chistes y carcajas pondrán en ridículo a aquellos enemigos y aquellos problemas, los pondrán en evidencia hasta hacerlos mucho más pequeños.
Donde mi padre esperará su turno y  dará con esas palabras que me señalarán cómo volver al mundo, y simplemente, ganar. Me pondrá vendas en los nudillos, me dará un abrazo en el que irá todo el amor del mundo, me sonreirá orgulloso, me dará una palmada en los hombros y me dirá: - Y ahora, a ganar y disfrutar -

Esto es un gracias por todo, a todos y todas.