miércoles, 29 de julio de 2015

Sigo esperando...

Sigo esperando que aparezcas, por mucho que me intento convencer de lo contrario, interpretando a ese hombre independiente que no quiere ni necesita a nadie a su lado, viene un terremoto a joderme el escenario sacudido por la envidia de ver una feliz pareja cogida de la mano. 

Sigo esperando cariño, para guardarte siempre cogida de mi mano, querida y protegida pero sin fuerza que te ate, para cuando quieras puedas marcharte, aunque me mates.


Sigo esperando que aparezcas, que la vida me parece una fiesta a la que no he sido invitado si no vienes a mi lado. Como si esperara para cobrar protagonismo la bendición de tu piel, creerme el héroe, coger mi corona y proclamarme rey. 


Sigo esperando que llegues, tengo dos alas tejidas de tiempo, deseo y ganas para besartelas en tu espalda. 


Sigo esperando cielo, he aprendido a dar besos quita miedos, saliva cierra heridas y miradas que quitan complejos. Quiero dártelos y que me los des, quiero poner de nuestra parte a todos los reflejos, grabando nuestros ojos en todos los espejos.


Quiero darte mi talón de Aquiles y esa receta para mi resurrección. Ese botón de autodestrucción, esa bola de demolición. Esa canción, esa caricia y ese beso que hacen que todo recupere color.
Porque imagino que ese es el secreto, a veces remolcar y a veces ser remolcado, por esa persona que tiene ese don para llegar a la última frontera, a la última alegría que siempre arde y brilla. Esa alegría que devolverá el color haciendo arder el mundo, cuando este se empeñe en oler a gasolina y a pegarse como el alquitrán. 


Sigo esperando corazón, con con mil castillos en el aire de los que eres siempre reina, con mil rosas sin espinas, que me voy tragando cada día, y con una esperanza inmortal que siempre se inventa una excusa para perdonarte no aparecer y seguir buscándote horizonte tras horizonte.

martes, 21 de julio de 2015

¡La tita es una pirata!


- Me alegro de que ya estés en casa hermanita – lo dije de verás con alivio, con lágrimas de alegría vibrando en los ojos mientras recogía las huesudas manos de Julia entre las mías. La quimio la había dejado en los huesos, era una sombra de su alegría.

-¡Titaaaa! – su hija, su pequeño tesoro de 5 añitos, que entró en la cocina guiada por las voces de la conversación, se paró en seco al ver a su tía. Aunque la había preparado diciéndola que su tía vendría a casa a descansar porque estaba cansada de un largo viaje, en el que había adelgazado mucho, su hija se quedó paralizada.

Superada la impresión, se acercó y se fundió con su tía en un largo abrazo. Con esa curiosidad infantil que supera todo protocolo, preguntó:  - Tita, ¿por qué llevas ese pañuelo? – Julia la miró a los ojos desconcertada, llevaba tanto tiempo peleando, que se había olvidado de ese maldito pañuelo. Se quedó congelada.

Miré a mi hermana con ternura y, luego, con una amplia sonrisa, contesté a mi hija: - ¿Hija? ¿Te acuerdas que desde hace algún tiempo me preguntabas por qué estaba triste? – Mi hija asintió sin entender. – Pues verás, mi alegría se fue, me la quitaron. Pero Tita Julia, cuando se enteró, se ató un pañuelo a la cabeza y fue mar a través detrás de los malechores. Vestida de pirata acabó con todos, y hoy, hoy me ha traído mi alegría de vuelta…   

lunes, 20 de julio de 2015

¡Vivid con reservas para el futuro, pero no reservados por el futuro!

Érase una vez un reino llamado Zaladema.
En este reino vivía un rey sin reina.
El rey, preparando el castillo para cuando una princesa que le gustase llegase, ordenó bañar el suelo del castillo en oro y que no se pisara jamás, bajo pena de muerte. Su reina, fuese quien fuese, merecía estrenar este tesoro, pensó. Y el pueblo, bueno, el pueblo podía acceder a la entrada del castillo y a la sala del trono a verle.
El rey ordenó que hiciesen las ventanas de diamante, su reina sería la más hermosa, sólo una joya preciosa merecería el honor de devolver su reflejo.
Su mayordomo, ya amigo por el poder que concede tanto tiempo juntos, se atrevió a preguntar preocupado: 
- Señor, ¿y si no llega?- 
El rey sonrió confiado y respondió: 
- Llegará-
Así pasaron los años, oro y más oro cubrió cada trocito de palacio. Se hicieron salas de fiestas con gemas en cada columna donde no se bailaría hasta que no llegase la reina. El pueblo, al fin y al cabo, podía bailar en la sala donde siempre se había festejado. 

Años y años pasaron hasta que la vejez llegó a nuestro rey. Cuando se fue la esperanza de que llegara su reina, una reina prometida por nadie, también se fue su salud y llegó su muerte.
El mayordomo, cuando el rey murió, leyó su testamento e hizo lo que en él le indicaba.
Reunió al pueblo en la plaza y leyó las últimas palabras de su majestad:
"Querido pueblo.
Os escribo más como muerto que como rey. Ya que la sabiduría me la dio la muerte, no la corona.
¡Vivid! No reservéis derechos a desconocidos, por buenos que puedan llegar a ser, que no les dáis a conocidos, que ya sabéis lo buenos que son. El corazón tiene el capricho de olvidar a los conocidos, si no los recompensáis con el corazón, hacedlo con la cabeza, valorar gestos. 
¡Vivid con reservas para el futuro, pero no reservados por el futuro!
Tras ver nuestras sobradas arcas, sólo me queda predicar con el ejemplo, aunque sea tarde después de muerto. Decreto una semana de fiesta día y noche por cada rincón de palacio, vengan todo músico y artista al reino, es hora de celebrar todo lo que no he vivido"

lunes, 13 de julio de 2015

Reencuentros

Hay amigos que tienen el don de sacar lo mejor de uno. Con esos amigos no funcionan las leyes del tiempo, puedes estar años sin verlos, pero vuelven de golpe todos esos años con la primera risa, sonrisa, y algunos, dicen que con el primer trago de cerveza. Lo importante es que vuelven...

Son esos amigos a los que saludas con un abrazo, uno de esos que hacen que todos esos miedos que se instalaron cuando no estaban allí contigo, les castañeen los dientes de puro terror, sabiendo que esa persona que los mira tiene la luz que los destruye, deshace cada sombra y cada nudo de la garganta de los que están hechos, quedando sólo hebras maltrechas en el suelo.

Son esos amigos que te quitan máscaras a carcajadas, te van quitando cada una de ellas, cada excusa y cada máscara que pusiste para tapar cada herida, para evitar cada sacrificio, para dejar de volar con cada locura y caminar con cordura. Y de pronto te ves al desnudo, disfrutando del calor del sol, viéndote como eras, como eres, un chaval confiado en la ESO con ganas de comerse el mundo, de masticarlo y moldearlo a su gusto para mejorarlo. No sabía cómo lo haría, pero lo haría.

Y entonces el miedo vuelve a la carga, te ves hablando de un montón de excusas de mierda, de la falta de tiempo, de dinero, de un montón de mierda que te falta y que has malgastado. Excusas. 

Pero ya es tarde, las máscaras han caído, he sentido de nuevo en la cara el sol y el viento, el niño y su imaginación han despertado, el adolescente y su locura han despertado, el adulto y su poder han despertado...
He despertado y tiembla mundo, ¡porque ya no hay quien me pare!

domingo, 5 de julio de 2015

Últimamente...

Dicen que cuando dicen algo bueno, te pitan los oídos.
Entonces culpa mía si te tiembla el alma recorrida por un escalofrío.
Últimamente, cada vez que me siento a la orilla de unos de esos poemas de amor, cierro los ojos, apenas un pestañeo en el que te respiro y te invito a colarte en mis huesos, a colarte entre los versos. 
Entonces salto y juego con la ilusión de encontrarme entre las olas del poema contigo.

miércoles, 1 de julio de 2015

¿Nunca os habéis enamorado de una idea?

¿Nunca os habéis enamorado de una idea? 

Ver una foto, una mirada, una sonrisa... y ya juegan mil duendes con la imaginación de un niño, con los deseos de un adulto, a tejer las hebras de esa imperfecta perfecta. 


Sólo nos hace falta una sonrisa, para imaginarla honesta, transparente cristal, y a través de ese cristal, la luz se hace colores, se hace un espectáculo arcoiris, y a partir de ahí, la luz no es igual sin ella delante.

Sólo nos hace falta una mirada, una puta mirada dedicada, para que del estómago nos broten mil mariposas, que de mil aleteos en tu estómago, crean mil huracanes que hacen de alas en tu espalda. Vuelas sin control a toda velocidad, pero siempre hacia ella. 


Cuando la miras, te sientes desnudo y con un gazapo en la garganta, sólo piensas en esa combinación de palabras mágicas que la gane una carcajada, que deje ver como relucen sus dientes como palomas blancas , que su carcajada te sabe a imposibles como la paz mundial, que te sabe dulce como caramelos, que te sabe intensa y siempre corta, como navidad. 


Y entre carcajadas y sonrisas vuela tu imaginación, y cita a cita, te imaginas cómo te pone patas arriba la vida.


Así me veo desde hace un par de días, con la imaginación turbulenta, soñando vida y media, cantando por los pasillos y dejando revolucionarse a los pies con cualquier baile, por cualquier música. 


Pero no estoy loco, sólo enamorado, aunque sea de una idea.