miércoles, 29 de julio de 2015

Sigo esperando...

Sigo esperando que aparezcas, por mucho que me intento convencer de lo contrario, interpretando a ese hombre independiente que no quiere ni necesita a nadie a su lado, viene un terremoto a joderme el escenario sacudido por la envidia de ver una feliz pareja cogida de la mano. 

Sigo esperando cariño, para guardarte siempre cogida de mi mano, querida y protegida pero sin fuerza que te ate, para cuando quieras puedas marcharte, aunque me mates.


Sigo esperando que aparezcas, que la vida me parece una fiesta a la que no he sido invitado si no vienes a mi lado. Como si esperara para cobrar protagonismo la bendición de tu piel, creerme el héroe, coger mi corona y proclamarme rey. 


Sigo esperando que llegues, tengo dos alas tejidas de tiempo, deseo y ganas para besartelas en tu espalda. 


Sigo esperando cielo, he aprendido a dar besos quita miedos, saliva cierra heridas y miradas que quitan complejos. Quiero dártelos y que me los des, quiero poner de nuestra parte a todos los reflejos, grabando nuestros ojos en todos los espejos.


Quiero darte mi talón de Aquiles y esa receta para mi resurrección. Ese botón de autodestrucción, esa bola de demolición. Esa canción, esa caricia y ese beso que hacen que todo recupere color.
Porque imagino que ese es el secreto, a veces remolcar y a veces ser remolcado, por esa persona que tiene ese don para llegar a la última frontera, a la última alegría que siempre arde y brilla. Esa alegría que devolverá el color haciendo arder el mundo, cuando este se empeñe en oler a gasolina y a pegarse como el alquitrán. 


Sigo esperando corazón, con con mil castillos en el aire de los que eres siempre reina, con mil rosas sin espinas, que me voy tragando cada día, y con una esperanza inmortal que siempre se inventa una excusa para perdonarte no aparecer y seguir buscándote horizonte tras horizonte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario